Por Carlos Mompel
Un blog periodístico dedicado a la participación Argentina en las competencias internacionales.
lunes, 31 de mayo de 2010
Una Leona que quería volver a rugir y no pudo
Por Carlos Mompel
sábado, 29 de mayo de 2010
Sudáfrica, el primer rival de Argentina en el mundial
Por Joaquín Branne
lunes, 17 de mayo de 2010
La Selección Argentina de Vóley se hizo presente ante más de 2.200 alumnos
En el marco de la inauguración del Centro de Desarrollo Regional del Voleibol FIVB en la Argentina, la Selección dirigida por Javier Weber compartió una agradable jornada con más de 2.000 alumnos de escuelas públicas primarias de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo el programa “El vóley va a la escuela", los chicos practicaron el deporte y se dieron el gusto de poder ver un partido exhibición de la Selección Argentina, que en pocos días comenzará la etapa preparatoria, de cara a lo que será un semestre repleto de actividad. El sábado 22 se enfrentará a Chile en Tandil, para luego viajar, con el conjunto trasandino, a la provincia de Santa Fe a disputar un triangular que tendrá a Bulgaria como tercer integrante. Una buena medida para un seleccionado argentino, que con la experiencia de alguno de sus jugadores y la frescura de los más jóvenes, busca dejar una buena imagen en las dos competiciones del próximo semestre: La Liga y El Mundial.
Siguiendo con el desfile de mascotas, es el turno de Bascat, el gatito del Mundial de Basket masculino de Turquía 2010.
“Bascat” tiene un ojo azul y otro verde, al igual la raza de gatos Turkish Van (Van Turco), especie oriunda de la región de Anatolia Este, antes llamada Armenia Occidental.
La extraña forma de su cabeza representa la luna creciente de la bandera turca y lleva la camiseta numero 10 obviamente por el año de este Mundial.
Además, los creadores de este gato se han ocupado de inventar una extraña historia detrás de la simpática mascotita. Bascat cree que es un perro y que es el mejor basquetbolista del mundo, gracias a su agilidad sus saltos y su energía.
Por Lucas Parnes
Como marca la historia, para cada mundial hay una mascota. Y esta no fue la excepción. Volly, la golondrina azul, será quién nos acompañe durante el transcurso de la XVII edición del campeonato mundial de vóley.
Esta ave, que tiene el número 10 grabado en su pecho en referencia a la fecha de la final (10-10-2010) fue presentado en el Palazzo delle Esposizioni en Roma. Allí, los aficionados fueron invitados a votar por el nombre de la mascota, que finalmente se daría a conocer varios días después en el portal de Internet www.volley2010.com, tras una concurrida encuesta. Los otros nombres preseleccionados fueron: Fly, Gamp, Italo y Mimmo.
Por Joaquín Branne
El mundial económico
El mes de agosto estará marcado por el inicio de una nueva edición del Mundial Femenino de Hockey sobre césped. Un evento especial para la Argentina, teniendo en cuenta que se desarrollará en la provincia de Rosario, donde nunca antes se ha realizado esta competición.
Veintinueve años tuvieron que pasar para que nuestro país vuelva a ser sede de un mundial que tiene como protagonista al deporte femenino más popular. En 1981, en Palermo, Buenos Aires, Alemania se coronaba campeón por segunda vez en su historia, tras derrotar a Holanda en la final correspondiente a la IV edición del campeonato mundial.
Más alla de lo deportivo, la Argentina se ve notablemente favorecido al ser nombrada como sede. La llegada de 2.000 turistas y el arribo de 11 selecciones, comienza a rendir sus frutos en la economía del país. Se estima que más de 70 mil personas presenciaran el mundial que comenzará el 30 de agosto. Los hoteles y restaurantes de la provincia están informados acerca de este tema y por eso incrementaron los precios de manera llamativa, a tal punto que un alojamiento por seis días en un hotel céntrico cuesta alrededor de 900 euros, incluyendo algunas excursiones por las cercanías.
La experiencia vivida seis años atrás, cuando Argentina disputó en la misma sede el Champions Trophy, le permitió a los comercios prepararse de la mejor manera para el arribo de todos los espectadores.
Por Joaquín Branne