Por Carlos Mompel
Era 3 de noviembre de 1950. El lugar: Estadio Luna Park en Buenos Aires, Argentina. La Selección nacional de básquet le ganaba a la máxima potencia mundial Estados Unidos por 64 a 50 y se consagraba campeona del mundo.
El Mundial de 1950 que organizó y se desarrolló en el país fue el primero de ese deporte. El nombre completo era I Campeonato Mundial de Basketball Libertador General San Martín, en conmemoración al centenario del fallecimiento del prócer argentino. Durante los Juegos Olímpicos de Londres 1948, en un congreso de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), el secretario general William Jones tuvo la idea de organizar la primera competencia ecuménica dos años más tarde. El país elegido para albergar el certamen fue la Argentina porque en Europa estaban recién iniciando el arduo camino de la reconstrucción después de los destrozos de la II Guerra Mundial. Aparte, era uno de los fundadores de la FIBA, tenía un buen equipo, y el presidente en esos años era Juan Domingo Perón, quien quería llevar a cabo ese proyecto porque sabía las repercusiones que generaría un torneo de semejante magnitud, tanto local como internacionalmente.
Las selecciones participantes fueron las de: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Perú y Yugoslavia. Los balcánicos entraron por la baja de Italia que atravesaba problemas económicos y los peruanos entraron cuando Uruguay se retiro porque a algunos periodistas no se les permitió venir a trabajar. El entrenador de la selección nacional era Jorge Hugo Canavesi. El capitán del equipo era Ricardo González, y Oscar Furlong la máxima figura. Sobre él dijo el técnico estadounidense: “Es de los mejores del mundo, junto con nuestro jugadores”.
Para llegar al último partido con posibilidades de salir campeón el conjunto nacional había ganado los 5 encuentros anteriores. Derrotaron a Francia en la fase II de la Ronda Preliminar y a Brasil, Chile, Francia otra vez y Egipto en la Ronda Final. El choque definitorio iba a ser contra el país norteamericano representado por el equipo de los Denver Chevrolets, también invictos. El Luna Park estaba repleto. Había 20.000 personas y varias miles más que a pesar de no haber podido entrar se quedaron afuera para seguir de cerca las acciones.
Ya en la cancha Argentina salió a atacar como lo venía haciendo a lo largo de la competencia a excepción de algunos momentos en los que los estadounidenses pisaron el acelerador. El equipo tuvo peso en los aros pero se notaban los nervios de una final. En defensa se cumplió una gran actuación. La primera mitad terminó 34 a 24. En la última parte cuando los rivales achicaban distancias apareció Hugo del Vecchio, que se convirtió en el goleador con 14 puntos.
El resultado final fue 64-50. Entonces comenzó la fiesta, todo el mundo, los que estaban adentro, los que se encontraban afuera festejando merecidamente un logro inconmensurable. La noche de la consagración es recordada como “La noche de las antorchas”, porque la gente prendía fuego los diarios y los utilizaba a modo de antorchas para felicitar a esos grandes jugadores. En el Quinteto Ideal del certamen estaban Ricardo González y Oscar Furlong, quien además fue elegido el Jugador Más Valioso.
El Mundial de 1950 que organizó y se desarrolló en el país fue el primero de ese deporte. El nombre completo era I Campeonato Mundial de Basketball Libertador General San Martín, en conmemoración al centenario del fallecimiento del prócer argentino. Durante los Juegos Olímpicos de Londres 1948, en un congreso de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), el secretario general William Jones tuvo la idea de organizar la primera competencia ecuménica dos años más tarde. El país elegido para albergar el certamen fue la Argentina porque en Europa estaban recién iniciando el arduo camino de la reconstrucción después de los destrozos de la II Guerra Mundial. Aparte, era uno de los fundadores de la FIBA, tenía un buen equipo, y el presidente en esos años era Juan Domingo Perón, quien quería llevar a cabo ese proyecto porque sabía las repercusiones que generaría un torneo de semejante magnitud, tanto local como internacionalmente.
Las selecciones participantes fueron las de: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Perú y Yugoslavia. Los balcánicos entraron por la baja de Italia que atravesaba problemas económicos y los peruanos entraron cuando Uruguay se retiro porque a algunos periodistas no se les permitió venir a trabajar. El entrenador de la selección nacional era Jorge Hugo Canavesi. El capitán del equipo era Ricardo González, y Oscar Furlong la máxima figura. Sobre él dijo el técnico estadounidense: “Es de los mejores del mundo, junto con nuestro jugadores”.
Para llegar al último partido con posibilidades de salir campeón el conjunto nacional había ganado los 5 encuentros anteriores. Derrotaron a Francia en la fase II de la Ronda Preliminar y a Brasil, Chile, Francia otra vez y Egipto en la Ronda Final. El choque definitorio iba a ser contra el país norteamericano representado por el equipo de los Denver Chevrolets, también invictos. El Luna Park estaba repleto. Había 20.000 personas y varias miles más que a pesar de no haber podido entrar se quedaron afuera para seguir de cerca las acciones.
Ya en la cancha Argentina salió a atacar como lo venía haciendo a lo largo de la competencia a excepción de algunos momentos en los que los estadounidenses pisaron el acelerador. El equipo tuvo peso en los aros pero se notaban los nervios de una final. En defensa se cumplió una gran actuación. La primera mitad terminó 34 a 24. En la última parte cuando los rivales achicaban distancias apareció Hugo del Vecchio, que se convirtió en el goleador con 14 puntos.
El resultado final fue 64-50. Entonces comenzó la fiesta, todo el mundo, los que estaban adentro, los que se encontraban afuera festejando merecidamente un logro inconmensurable. La noche de la consagración es recordada como “La noche de las antorchas”, porque la gente prendía fuego los diarios y los utilizaba a modo de antorchas para felicitar a esos grandes jugadores. En el Quinteto Ideal del certamen estaban Ricardo González y Oscar Furlong, quien además fue elegido el Jugador Más Valioso.
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