jueves, 2 de septiembre de 2010

Un golpe a la ilusión



Por Joaquín Branne
Con suspenso. Así se vivió el final del encuentro que Argentina disputó ante Serbia en el último partido para ambos de esta primera fase del Campeonato Mundial que se disputa en Turquía.
Hay dolor y sufrimiento luego de la derrota, como también malestar y preocupación porque el seleccionado nacional no encuentra el nivel esperado. No es para creer que todo está perdido pero la actualidad del equipo indica que debe mejorar y mucho si desea estar en la pelea por el título mundial.

 Hoy por la tarde su juego en nada se pareció al que nos tienen acostumbrado. La falta de conexión y el mal ordenamiento de la línea defensiva fue una constante en el equipo dirigido por Sergio Hernández. Los primeros minutos de juego fueron intensos y bien jugados. En Prigioni y Delfino tuvo las primeras anotaciones y la ilusión de toda la hinchada que esperaba ansiosa por la quinta victoria consecutiva. Pero nada de eso ocurrió, al cierre del primer cuarto, los europeos alcanzaron a la Argentina dándole un duro golpe a la realidad. Una realidad con varias incógnitas para el combinado nacional, que aún no logra sacar chapa de candidato y se mantiene expectante con lo que pueda llegar a suceder en la competición.
  Aunque de repente parece despertar y volver a ser aquel equipo que supo consagrarse en el 2006. Pero no está Ginóbili ni tampoco Nocioni y esas ausencias se hacen sentir en un equipo que con garra y corazón intenta tapar cualquier falencia técnica. Y esas deficiencias se hicieron notar nada más y nada menos que ante Serbia, un duro escollo para cualquier selección, que sabe aprovechar a la perfección los errores rivales.
No se encontraron los armadores de juego y eso Argentina lo padeció en gran parte del partido. Sin alcanzar un buen trabajo colectivo, los errores se reiteraron y posibilitaron al conjunto europeo ejercer el dominio del juego y alcanzar la primera posición del grupo A. Sí, el enfrentamiento más trascendente para Argentina en esta primera fase lo terminó perdiendo ajustadamente por 84 a 82.
  Es cierto decir que Argentina no hizo un buen partido como también reconocer el buen desempeño de su rival. Serbia, es un contrincante a temer para cualquiera, porque, pese a no contar con grandes figuras, desarrollan un trabajo de precisión basado en el buen manejo y la conducción de uno de los mejores jugadores del Mundial, Milos Teodosic.
  El base serbio completó una formidable actuación y fue clave en la victoria de su equipo. Esta afirmación queda en evidencia cuando observamos sus estadísticas y porcentajes de campo. El oriundo de Valjevo anotó 16 puntos, capturó cuatro rebotes, robó 3 pelotas y asistió en cuatro oportunidades. Pero más allá de los datos que figuren en las planillas, Teodosic, de tan solo 23 años, se cargó al equipo al hombro en los 28 minutos que estuvo presente en cancha.
  Esa fue una de las grandes diferencias que presentaron ambas selecciones. La Argentina pesó con la ausencia de un conductor. Ni Prigioni ni Cequeira en los pocos minutos que entró, pudieron hacerse con el manejo del equipo. Mirar los números argentinos, nos permite sacar rápidamente una conclusión clara del porqué de la derrota. De los jugadores que arrancaron como titular, sólo uno pudo superar el 40% de efectividad en lanzamientos de dos y tres puntos respectivamente, un promedio bajísimo para un plantel que cuenta con grandes tiradores.
  Esa falta de precisión hizo todo cuesta arriba para el equipo argentino, que una vez más, dependió de lo que pueda hacer Luis Scola. El de Houston Rockets anotó 32 puntos, capturó siete rebotes y fue, una vez más el sello distintivo del equipo. A tanto esfuerzo lo coronó alzándose como el jugador argentino que más puntos acumuló en mundiales, superando a Ernesto Gehrmann.
Su regularidad es un punto saliente, una luz de esperanza para creer en una posible consagración.

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